La manifestación del sábado en Málaga fue como se narra a continuación.
Era una mañana “de perros” de noviembre en la que cientos, miles de empleados públicos cabreados se echaron a la calle para protestar contra el Decreto-Ley 5/2010.
Minutos antes de este acontecimiento, se sucedieron decenas de llamadas del siguiente tenor:
- Fulanito, ¿Se ha desconvocado la manifestación?. Porque ¿con la que está cayendo?.
- Pero Menganito, si toda Málaga está convocada ¿tú crees que se puede llamar a todos al móvil por cuatro gotas?. Anda, coge las botas, el impermeable y el paraguas y ponte en camino.
Así, que nos pusimos en camino. Sin embargo, a las 11:30 horas la acera del Edificio Negro era un desierto (de gente, pues agua había en abundancia). Pasados unos minutos, a las 11:45 horas se notaba ya cierto movimiento. Los Policías Nacionales, bastante tempraneros, esperaban dentro de su furgón policial.
En poco tiempo, se va poblando abundantemente la zona. La Policía nos informa que va a proceder a cortar el tráfico de la calle, pues la afluencia de gente no para. Llega el equipo musical autopropulsado (por energía humana, claro) y plastificado (por la lluvia), gracias a las gestiones de los compañeros de Salud.
Nuestro ataúd, fabricado en memoria de los fallecidos Gestión Pública e Igualdad, Mérito y Capacidad no puede ser procesionado para no desaparecer antes del 31 de diciembre víctima de la humedad.
Se procede a la lectura del Manifiesto y damos inicio a la manifestación. En las pancartas se lee “Los empleados públicos de la Junta de Andalucía exigimos la derogación del decreto-Ley 5/2010”, “Los servicio públicos son el patrimonio de los pobres”, “Contra la dictadura del enchufismo. Por la igualdad de todos los ciudadanos”.
Bajos los lemas “Un bote, dos botes, Aguayo el que no bote”, “A la Administración, por oposición”, “Aguayo, dimisión”, “No te enteras, es la Junta entera”, etc., y a pesar de las inclemencias meteorológicas, 1.000 personas según estimación de la policía y 4.000 según la prensa, vamos recorriendo calles tan céntricas de Málaga como la Avenida de la Aurora, la Avenida de Andalucía y la Alameda Principal.
La gente, a nuestro paso, nos mira asombrada. Varios compañeros, no paran de repartir folletos. La música suena, sobre todo “Color esperanza” de Diego Torres, que muy acertadamente canta:
Saber que se puede, querer que se pueda
Quitarse los miedos, sacarlos afuera
pintarse la cara color esperanza
tentar al futuro con el corazón
Es mejor perderse que nunca embarcar
mejor tentarse a dejar de intentar
aunque ya ves que no es tan fácil empezar
Se que lo imposible se puede lograr
Camuflados entre nosotros podemos ver a algunos afiliados a los dos sindicatos que se han desmovilizado después de la firma del Acuerdo, e incluso a ex-delegados sindicales de éstos.
También observamos la presencia de varios Jefes de Servicio, que no olvidemos que son P.L.D.’s y por tanto más expuestos que los demás a las “listas negras”.
Nos acompañan, cerrando la manifestación, compañeros de los sindicatos USO, CSIF y USTEA.
En el destino final, las pancartas participantes en la manifestación se posicionan enfrentadas a las puertas de la Delegación del Gobierno, estratégicamente cerradas y con un cordón policial protegiéndolas (¿pensaban que intentaríamos entrar a la fuerza?).
Se da lectura nuevamente al Manifiesto, se canta el Himno de Andalucía (muchos de nosotros no pasaríamos los casting de Operación Triunfo), y se agradece a la Policía el trabajo realizado.
Para terminar esta breve crónica, gracias a todas las malagueñas y malagueños (empleados públicos, opositores o simples ciudadanos) por la respuesta que habéis ofrecido (a pesar
del pésimo tiempo) y por el ejemplo de democracia y civismo demostrado (a pesar de compararnos algunos con la kale borroka), y en especial al apoyo recibido por parte de Pedro Moreno Brenes, portavoz de IU en el Ayuntamiento (al que le pedimos que su grupo político no nos abandone y continúe firme en su oposición al Decreto-Ley).