El Águila remonta el vuelo...

"Si la razón hace al hombre, el sentimiento le conduce"






sábado, 9 de abril de 2011

EL DOLOR DEL PASADO


Los psicólogos y los terapeutas de todas las líneas y escuelas dicen saber, que, desde hace mucho, que la totalidad de nuestras actitudes neuróticas, incompresibles, dañinas y auto­destructivas tienen su origen en heridas de otro tiempo: traumas, golpes. Abandonos y vejaciones de las cuales fuimos víctimas cuando todavía no podíamos defendernos, cuando ni siquiera podíamos terminar de comprender lo que nos estaba pasando.
Desde donde sea que se guarden esos traumas -en el inconsciente inaccesible de la ortodoxia psicoanalítica, en la historia negada de los psicoterapias constructivas, en la memoria corporal de los holistas o, como pensamos muchos, en el niño o niña que fuimos y sigue vivo en nosotros-, desde allí, digo, el dolor ligado a nuestro pasado influye, condiciona y perturba nuestro presente, ciñendo nuestro potencial y jugando en contra de nuestros mejores proyectos.
Genialmente, John Bradshaw, el más didáctico de los terapeutas contemporáneos, llamó a estos aspectos el niño herido interior. Muy frecuentemente, ese niño interior sufre el no haber superado las consecuencias de una deficiente actuación de su padre o madre, o la falta de herramientas de su entorno para contener situaciones difíciles, como son, por ejemplo, la muerte de una figura importante o una debacle socioeconómica familiar.
Por lo general, no se trata solamente de alguna frustración o hecho doloroso, pues la vida de todos las incluye y las incluirá. Se trata, más bien, de la represión -consciente o no; por mandato o por imitación- de los sentimientos ligados a esos episodios. Si un niño no aprende a dejarse sentir y a expresar, especialmente por miedo a ser rechazado, terminará irremediablemente desconectado, asustado y distante de todo y de todos. El niño herido siente, cree, sabe o recuerda la amenaza de no ser amado si hacía eso o aquello o si dejaba de hacer eso otro.
La fantasía del desamor o del abandono crea un vacío que se intentará llenar después con actitudes inadecuadas, repetición de conductas, manipulación de los demás, adicciones y autodestrucción (depresión, aislamiento, autoboicot...) o cuando no, con respuestas agresivas y hostiles hacía todo y hacía todos. Nuestro niño interior representa nuestra parte más vital y espontánea. Sus dolores son los nuestros y su desamparo nuestra desesperación. Sanarlo es sanar nuestro pasado y, por lo tanto, “curar” nuestra existencia presente y futura.

Antonio Gaudí

“La creación prosigue incesantemente a través del hombre. Pero, el hombre no crea, descubre el color que buscan las leyes de la naturaleza para bajar su ser de la nueva obra son colaboraciones del creador. Quién copia no colabora, porque, la originalidad consiste en retornar a los origines.”

“Cuando las formas son más perfectas, exigen menos adornos”

“La imitación de los estilos implica necesariamente una decoración superflua, los estilos simples, al contrario, tienen una buena estructura”.

“La elegancia es hermana de la pobreza, pero no se debe confundir la pobreza con la miseria.”

“La cualidad ideal del la obra de arte es la armonía, que en el arte plástica nace de la luz que decora y da relieve. La arquitectura es la disposición de la luz”

  1. Gaudí

Parque Guel

Parque Guel
El parque Güel, fue construido con la idea de realizar una urbanización de casas de familia destinada a la clase media de la época. El proyecto no tuvo éxito y hoy es el parque municipal. En la foto, la entrada principal. (Barcelona)


Uno de los pabellones de entrada al parque Güel destinado a la administración. En éste se conjugan los elementos básicos que Gaudí escogió para la construcción del parque.

Varias imágenes de las entradas elevadas que recorren el parque. Decoración vegetal e mineral, integración de la naturaleza en una ciudad jardín, el gran propósito de Antonio Gaudí.

Pabellón de entrada al parque Güel y cumbre de las dobles cruces gaudianas.