La salud mental tiene mucho que ver con el mejoramiento continuo y el autoconocimiento, con querer ser menos ansioso y más feliz, y cada día optimizar un poco más nuestros recursos psicológicos y emocionales. Los cinco factores que mejor definen el proceso de crecimiento personal son:
Buscar la coherencia; que no significa ser rígido e inmutable, sino mantener un núcleo existencial más o menos congruente, donde pensar, sentir y actuar se organizan para un mismo lado. Esto no significa que no podamos revisarnos y cambiar de opinión si la evidencia y la lógica nos confronta a fondo. La gente que no es una veleta, tiene mejor calidad de vida y obtienen mejores resultados en sus actividades. Mente de acero y mentes de arcilla, el paso de la rigidez a la flexibilidad es un síntoma de madurez y crecimiento personal. Las mentes rígidas son inmóviles, monolíticas, duras como las piedras e impenetrables, porque con el paso de los años la experiencia y el conocimiento se han solidificado de manera sustancial e irrevocable. No se permiten dudar de sí mismas y aborrecen la crítica y la autocrítica. Las mentes flexibles se parecen más a la arcilla. A partir de aquí obtienen cualquier forma, no son insustanciales (como podría serlo una mente líquida sin principios ni convicciones) pero tampoco están definidas de una vez por todas como las mentes pétreas. Las mentes flexibles pueden avanzar u retroceder, modificarse, reinventarse, crecer, actualizarse, revisarse, dudar y escudriñar en ellas mismas sin sufrir trauma alguno. Asimilan las contradicciones e intentan resolverlas, no se aferran al pasado ni lo niegan, más bien lo asumen de una manera constructiva sin perder la capacidad crítica. El paso de la rigidez a flexibilidad es un síntoma de madurez y crecimiento personal. Es pasar de una primitiva, a una evolucionada, de un sistema de acción limitado a un funcionamiento óptimo, de una mentalidad estancada a una fluida. Trabajar en la vocación; potenciar lo que nos gusta hacer, trabajar en ello y hacer que la pasión y el entusiasmo nos empuje, más que la obligación. En cada uno hay una tendencia que nos permite hacer algunas cosas mejor que otras. A esto se llama “talentos naturales”, un gusto una facilidad, una preferencia, que cuando la encontramos y tenemos la suerte de permanecer en ella, nos sentimos realizados. Amar y ser amados; no se habla del espíritu gregario. Sino de estar enamorados, de tener una vida de pareja buena y saludable. El amor, cuando no esta contaminado, nos empuja a vivir. Una relación afectiva funcional y satisfactoria tiene impacto en todas las áreas de desempeño.
Aprender a reírse de uno mismo. Puede haber humor sin sabiduría, pero no lo contrario. El sentido del humor se refiere al gusto por reír y hacer reír, ver el lado cómico de la vida, incluso en la adversidad. Buen humor, disposición a reírse de sí mismo, pero además provocar la risotada e involucrar a los demás en la ocurrencia. El arte de bromear sanamente es una virtud social. La vida es muy importante para tomársela en serio. Si todavía no hemos sido víctima del endiosamiento, deberíamos aprender a tomarnos el pelo a nosotros mismos de tanto en tanto, como un ejercicio de sincera modestia y frescura. Tratarse bien uno mismo; decía Epíteto: Autoestima sin mucha alharaca, silenciosa y bien administrada. El cuidado del “yo” es el motor del crecimiento interno. Mantiene el sentido de identidad y nos hace responsables de nosotros mismos. El amor propio es el origen de la ética personal que nos indica como hemos de vivir. Luchar por lo que creemos, es poner nuestras ideas vitales sobre la mesa y trabajar por ellas. Son los principios y valores, lo que es verdaderamente importante para uno, lo que actúa como un monitor de alto nivel. Son las creencias que nos ayudan a marcar límites y a concretar las motivaciones más primordiales de nuestro ser. Consciente o inconscientemente, la mente humana pugna por desarrollarse. Si le colaboramos, evoluciona, si la bloqueamos, se estanca y disminuye su capacidad de ser feliz.
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