Si nos centráramos en ser en lugar de tener, en experimentar este momento en plenitud en vez de centrarnos en el objeto de nuestro deseo y en el sufrir por no tenerlo, estaríamos abiertos a recibir y ver todo lo que viene hacia nosotros. No hay nada de malo con el deseo, pero debe ser sin apego. Lo que realmente importa es lo que estamos siendo en cada momento, o la idea de cómo se tienen que presentar para que las aceptemos.
El ser es lo más importante. Para poder experimentar la alegría, tenemos que ganar: tenemos que ser los mejores en lo que hacemos. Eso tiene que cambiar, no significa ésto que ya no tengamos metas o proyectos, significa que la realización no depende de su resultado. La pasión debe estar en la creación y la exploración de lo que nos apasiona pero si algo no sale como estaba previsto no sufrimos.
Debemos observar la mente, encontraremos que cuando algo nos falta, no podemos descansar hasta que no lo hemos alcanzado, y es en realidad solamente una excusa para no estar presentes y sufrir. Es importante que vivimos en el presente, todo lo demás nos aparta y nos lleva al sufrimiento, con esto lo que perdemos son momentos unos felices y otros no pero, que se impregnan en nosotros y vamos consiguiendo con la aceptación el formarnos y por tanto llegar hasta una meta que se puede parecer a la felicidad. No creo en la felicidad, sino en los momentos felices, todo esto tiene que vivirse en el presente.
Debemos intentar conocernos, tenemos que ir conociéndonos a nosotros mismos, que en realidad es lo único que realmente necesitamos y es la única persona con quien realmente importante estar para poder Ser.
No hay comentarios:
Publicar un comentario