Hace algunos años, regresando de una visita médica; volvía por paseo Marítimo de Málaga.
Me aproximaba al palacio Miramar, entonces era sede del palacio de justicia, estaba a una manzana y media, era un día nublado de otoño, no era un día frío.
Desde dónde yo estaba podía ver a un hombre, éste miraba al edificio Miramar, ese día se celebraba el juicio contra Dolores Vázquez por el crimen de Rocío Wanninkhof'.
El hombre tenía algo en sus manos, se le veía inquieto y miraba a cada rato en su entorno. Por allí no pasaba nadie, salvo algún coche.
A mí aún no me había visto, yo a él sí. Vestía un polo de color claro y mangas cortas, llevaba unas bermudas el color exacto no lo recuerdo bien, quizás verdes oliva o posiblemente de color marrón claro. Tengo más recuerdos de él pero no sé si debo ponerlos ya que algunos son inseguros.
A medida que me acercaba, empezaba a sentir temor de encontrármelo, no sabía que hacer disminuí mi paso.
El hombre en cuestión, que miraba en su entorno, él cual clavaba sus ojos en el edificio Miramar, en una de esas me vio. Me pareció sorprendido, dudo, lo que tenía en la mano lo dejo en la valla de separación del edificio, y se marchó antes de que yo me acercara y pudiera verlo mejor.
Para mi eso fue un alivio, no me lo cruzaría. Cuando pase a la altura de la valla donde él se encontraba, miré que había dejado. Era una cáscara de plátano boca abajo en una de las puntas de la valla.
Me sentí extrañada de ver eso, miré al Miramar donde se celebraba el juicio y pensé: “ Y si ella no es la culpable, y si este hombre lo fuera” Con esa cáscara de plátano dejada de esa forma no quería decir que sus victimas eran dos.
¿Qué pensáis queridos águilas?
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